Si en Chile empezáramos a denunciar espaldarazos de los entes religiosos en pro de algún político de dudosa reputación, tendríamos a más de algún Putín señalado con varios dedos. Y si en algún momento existiesen un grupo de chicas que tuviesen un grupo punk contestatario en contra de esos poderes, tendríamos a varias "Pussy Riot" tras las rejas. Es un ejercicio que se podría hacer en todos los países del mundo y en todas la religiones existentes. Porque en todo el mundo hay Putins y Pussy Riot.
Política y religión desde hace bastante tiempo que van de la mano nutriéndose de la misma fuente, el ciudadano ignorante.
Que un grupo de chicas hicieran una performance en contra del mandatario ruso, con sus coloridos pasamontañas y su canción desafinada dentro de una iglesia ortodoxa, no presenta mayor riesgo, al contrario, puede pasar como un juego de niños, pero al momento en que varias de ellas caen a la cárcel hace que todo el mundo se plante la siguiente interrogante: ¿Existe realmente libertad de expresión en una sociedad mundial gobernada por tecnología touch y redes sociales?
Basta andar por la calle para apreciar el descontento que tiene el ciudadano común. Protestas que no aparecen en los noticieros, graffitis con diversos cuestionamientos, y cuanta expresión rara para dar a conocer el descontento general.
¿Hoy en día se logra acallar la revolución encerrando y desapareciendo a sus amotinadores?¿donde esta la realmente la verdadera revolución?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario