Versos Tuertos
Cuando Loreto se levanto, dejo que el aire entrara por sus oídos, y notó que el silencio ya no era como el de antes. Sus otros yos le jugaban una mala pasada con sus pensamientos pesimistas, y le hacían volver bajo la sabanas, un lugar donde podía inventar universos paralelos al tiempo sin tiempo.
Así pasaron años, décadas, siglos, y sus cabellos se hilaron con sus suspiros, dejando la habitación llena de telarañas.
Como la canción más triste de Françoise Hardy, Loreto despertó, y de pronto ya no escucho más las voces que le recitaban versos tuertos, y se dejo caer sobre las sabanas esperando volverlas a escuchar.
-Que será de mi sin aquellas palabras tristes- pensó.
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