Ojos de huevo frito
Buscando la cerradura de la puerta me perdí. Extrañado comenece a dar vueltas por la habitación y caí en la razón de mi estupidez: la puerta de mi casa no tiene cerradura. Para ese entonces ya me había clavado varias veces y no paraba de reir.
Y tú con tus ojos de huevo frito me decias una y otra vez, mirando la muralla: No puedo encontrar mi cara en este maldito espejo.
Buscando la cerradura de la puerta me perdí. Extrañado comenece a dar vueltas por la habitación y caí en la razón de mi estupidez: la puerta de mi casa no tiene cerradura. Para ese entonces ya me había clavado varias veces y no paraba de reir.
Y tú con tus ojos de huevo frito me decias una y otra vez, mirando la muralla: No puedo encontrar mi cara en este maldito espejo.
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